
12 Abr Disfrutar del camino
Desde muy chica me gustó escribir por el hecho de volcar en una hoja lo que sea que me pasa en distintos momentos de la vida. Hace poco recordaba mis comienzos emprendiendo y volví a esas páginas buscando la fecha. En el texto, me crucé con la época en que tenía 23 años; me encontraba trabajando en una empresa multinacional, y por primera vez en una posición relacionada con la carrera que estudiaba entonces. En mis notas se repetían palabras como “no agrego valor”, “me aburro”, “no disfruto lo que hago” y otros sentimientos de persona abatida. En cada relato, eso que sentía culminaba siempre con dos palabras que resumían la emoción: “No pertenezco”. Cada paso que di en las empresas donde trabajé, me llevaba siempre al mismo lugar, uno que –en ese entonces que no era tan común eso de emprender- me hacía pensar que ese trabajo que yo buscaba quizás no existía o que mi vara era demasiado alta, y llegaba a creer, bastante convencida, que posiblemente estaba equivocada en mi sentir (como si hasta yo misma pudiera juzgar eso…)
Pienso que por tal motivo nunca duré más de un año en ningún trabajo en relación de dependencia. Con esto no quiero decir que este tipo de trabajo sea un error sino que simplemente estaba en lo cierto en algo: yo, Fiorella, no pertenecía ahí. En mi experiencia, siempre sentí que mi camino iba por otro lado y a esa edad decidí que tenía que hacer algo distinto. Lo primero que pensé es que quería tener mi propia empresa y que además sería para toda la vida, pero con cada idea de negocio que se me ocurría también me preguntaba “¿Lo haría para toda la vida?” y la respuesta siempre era no.
A los 24 armé el primer intento de emprendimiento junto a un amigo de la facultad, que no prosperó. Luego vinieron una agencia de viajes boutique, otra de alquiler de departamentos temporarios y el actual, un entrenamiento emocional para emprender. En cada momento que decidí emprender, jamás pude imaginarme lo que vendría delante y menos que mi vida estaría atravesada por tantos emprendimientos y tan diversos. Luego de muchísimos años de tener esa sensación latente de no encajar, entendí que mi esencia está en el emprender, que disfruto de escuchar las historias de otros emprendedores, de conversar y sumergirme en ese mundo de creatividad donde el tiempo se detiene y la vida es simplemente hermosa…
Pero con cada emprendimiento que empezaba, también sentía una gran duda porque volvía esa vieja pregunta sobre si trabajaría de aquello para toda la vida, y nuevamente la respuesta seguía siendo no. Fue hace muy poco en un charla donde otro emprendedor contó su historia y desde su vivencia pude ponerle palabras a lo que me pasaba. Él había emprendido exitosamente fabricando calzado, contaba que a su empresa le estaba yendo muy bien, y que Gerente General mediante, la misma prescindía de él. Y entonces se dijo a sí mismo: “yo no soy experto en zapatos, ni me interesa la moda, ni siento locura por los productos que hago, a mi lo que me apasiona es emprender”. En ese momento me sentí completamente interpelada y comprendida, una suerte de magia por saber que a alguien más le pasaba lo mismo que a mí. Todas esas dudas que alguna vez sentí por no querer hacer algo “para toda la vida”, se diluyeron al instante y desde su historia pude cerrar una parte fundacional de la mía y de mi identidad. Yo AMO emprender.
Así que, si no ves más adelante o no te casás con ninguna idea para toda la vida, ¡está bien! No te apures a descartarla, acá ya somos dos que sentimos como vos, confía que el camino siempre aparece y vale muchísimo la pena. Y en cuanto a lo de “para toda la vida”, como dice el dicho, “la meta es el camino”, así que ¡a disfrutarlo!
Biografía de la autora: Fiorella Levin es apasionada del mundo emprendedor, le gusta generar proyectos nuevos de manera constante, con personas y equipos que complementen sus habilidades. Trabajo durante casi 9 años en un emprendimiento propio, actualmente es Co-Fundadora de EmocionalMente, un entrenamiento emocional para emprender, abierto al público general, que tiene por objetivo desarrollar la actitud emprendedora para poder accionar y poner en marcha un proyecto deseado: mudarse, cambiar de trabajo, armar un emprendimiento, etc.»